Muchas veces nos vemos propicios a limitar los pensamientos acerca de nosotros mismos, pero eso no resulta beneficioso para nuestras vidas porque no podemos y no debemos conformarnos con los éxitos del pasado (del ayer), ya que si nos conformamos tendemos a poner límites en nuestros dones y talentos.
Las excusas más comunes que solemos oír son:
- Ya alcancé lo mismo que los otros
- Comparándome con pepe, me va muy bien, etc.
Si bien, lograr éxitos es algo que alegra el corazón de Dios, pero él quiere que cada día vayas por un poco más; él anhela que cada generación tenga más felicidad, más éxito. No importa el lugar donde te encuentres hoy, porque Dios tiene reservado más para ti.
Es posible que ya hayas alcanzado un cierto nivel de éxito, pero siempre te vas a encontrar con desafíos nuevos, montañas para comenzar a escalar, sueños nuevos y objetivos a alcanzar.
Quizás Dios ya te ha bendecido en gran manera (a través de un hogar, de un trabajo, de tu salud, entre otras cosas) y fuiste agradecido con todo lo que él hizo por tu vida. Pero debemos tener cuidado cuando disfrutamos de las bendiciones, porque a veces nos podemos volver complacientes, conformes y pensar cosas como “Dios ya fue muy bueno conmigo; ya alcancé mis objetivos, pero hasta aquí llegue. Sin embargo, Dios, jamás logra sus mayores hazañas en tu ayer.
No te conformes con el ayer, porque Dios todavía tiene preparado lo mejor para ti.
Mi deseo es que sigas soñando, esperando y planeando nuevos proyectos, experiencias y aventuras con Dios.
Las excusas más comunes que solemos oír son:
- Ya alcancé lo mismo que los otros
- Comparándome con pepe, me va muy bien, etc.
Si bien, lograr éxitos es algo que alegra el corazón de Dios, pero él quiere que cada día vayas por un poco más; él anhela que cada generación tenga más felicidad, más éxito. No importa el lugar donde te encuentres hoy, porque Dios tiene reservado más para ti.
Es posible que ya hayas alcanzado un cierto nivel de éxito, pero siempre te vas a encontrar con desafíos nuevos, montañas para comenzar a escalar, sueños nuevos y objetivos a alcanzar.
Quizás Dios ya te ha bendecido en gran manera (a través de un hogar, de un trabajo, de tu salud, entre otras cosas) y fuiste agradecido con todo lo que él hizo por tu vida. Pero debemos tener cuidado cuando disfrutamos de las bendiciones, porque a veces nos podemos volver complacientes, conformes y pensar cosas como “Dios ya fue muy bueno conmigo; ya alcancé mis objetivos, pero hasta aquí llegue. Sin embargo, Dios, jamás logra sus mayores hazañas en tu ayer.
No te conformes con el ayer, porque Dios todavía tiene preparado lo mejor para ti.
Mi deseo es que sigas soñando, esperando y planeando nuevos proyectos, experiencias y aventuras con Dios.
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