martes, 20 de abril de 2010

Pasando los momentos más difíciles


2 Corintios 4:16-18 dice "Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno".


Cada vez que uno pasa por un momento difícil, es porque Dios ha abierto una puerta grande. Es decir, que si han aparecido adversidades en tu vida, te tengo una buena noticia, Dios ha abierto una puerta grande y eficaz sobre tu vida.
Los momentos difíciles no vienen porque estás haciendo algo mal sino porque estás por hacer algo grande de Dios, y detrás de esa puerta te espera una gran victoria. El enemigo es experto en ponernos trampas en los momentos difíciles para que no veas la puerta grande que se ha abierto. La trampa puede ser llamada también como ofensa. Cuando quedás ofendido (por las personas o las circunstancias) quedás bloqueado en tu visión y pensamiento, entonces quedas entrampado sin poder ver la puerta grande por delante. Las criticas o palabras que nos ofenden siempre vienen en el momento en el que uno menos lo necesita. Siempre las personas menos calificadas son las que nos van a ofender, las que ni siquiera te conocen, que nunca caminaron ni cinco metros de tu zapato, no saben ni la dirección de tu casa y menos tu esfuerzo, pero esas personas son las que se van a levantar para atacarte, para herirte, porque el diablo sabe que si él te hiere, vos caes en la trampa.
Pablo pasó por diversos momentos difíciles (apedreado, perseguido, etc), pero el nunca se quejó, nunca lloró, nunca trató de levantar la lastima de la gente, nunca se puso en víctima, es por eso que Pablo venció sus momentos difíciles.
Cuando nos ponemos como victima, es como que estamos diciendo: no puedo hacer nada, mi condena es vivir así, dame tu lástima y compasión, mira cuanto me dañaron, si supieras… Pablo nunca se dejó ofender, ni herir, nunca se puso en víctima. Porque el sabía que si se ponía como víctima iba a perder el control de su vida para pasar el mal momento y entrar por la puerta grande.
Hoy toma la decisión de pasar por los momentos difíciles que estés atravesando a través de los siguientes puntos que voy a darte a conocer:
- Recordá que sos valioso: precio no es lo mismo que valor. Precio es lo que la gente dice que valés, valor es lo que Dios determinó que valés. El precio puede subir o bajar, pero el valor de Dios no, él ha determinado que sos valioso.
- Camina con gente que te impacte: no te juntes con tontos, juntate con gente que impacte tu vida, y cuando te digan “Ah vos te cortás solo”, que tu respuesta sea: “Si, me corto solo de la gente equivocada y me junto con los que en realidad me impactan y añaden valor a mi vida”.
- Recordá que sobre ti, vas a producir un cada vez más excelente y eterno peso de la gloria de Dios: es decir este momento no te va a hundir sino que lo vas a pasar en victoria. Hoy estás mal pero vas a pasar por el valle de sombra de la muerte y el bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida. Vas a producir gloria después de atravesar tu momento difícil. Aunque parezca que la prueba te va a destruir, vas a decir: “Gracias Dios porque aunque parecía que estaba por morir tu mano me sacó”.

Ten fe de que Dios te va a sacar del momento difícil y te va a dar la victoria. Cuando el tiempo natural dice que se terminó, el tiempo de Dios dice que no, sino que a partir de ahí comienza el tiempo de victoria, porque para los que amamos a Dios las cosas no son todas buenas pero a la larga la bendición nos alcanza, nos saca del momento difícil y nos mete en el lugar donde Dios nos va a disparar a un nuevo nivel de bendición!!!!.
El bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida.

domingo, 11 de abril de 2010

El hijo pródigo


Lucas 15:11-32


El joven cometió muchos errores. Le había dicho a su padre que quería su parte de la herencia. Cuando el padre le dio el dinero, el muchacho se fue de su casa y se dedicó a vivir la vida en fiestas, a despilfarrar su dinero. Al fin sus malas decisiones mostraron las consecuencias lógicas. Y cuando se le termino el dinero también se quedó sin amigos. Ya no tenía comida, ni lugar donde dormir, y término trabajando en un chiquero, limpiando y alimentando cerdos. Estaba tan desesperado que tenía que comer el alimento de los cerdos para poder sobrevivir. Sin embargo, un día en medio de la suciedad y la vergüenza, se dijo: Me levantaré e iré a casa de mi padre. Fue la mejor decisión que hizo ese día.
Cuando cometemos errores, pasamos por dolores, lo peor que podemos hacer es sumergirnos en la autocompasión. No te quedes todos los días de tu vida condenándote y rechazándote. El primer paso a la victoria es volver a levantarte y regresar a los brazos del padre.
El joven volvió a su casa y seguramente, en el fondo, pensaba: estoy perdiendo el tiempo. Mi padre no me va a recibir. Va a estar muy enojado conmigo. Tome tantas decisiones equivocadas. También se habrá dicho: soy un fracaso, papá nunca me va a perdonar. Sin embargo, la Biblia cuenta: “Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre”. Eso me indica que el padre tiene que haber estado esperándolo, y que lo buscaba. Seguramente se levantaba temprano cada mañana diciendo: Quizá hoy sea el día en que vuelva mi hijo. Día, tarde y noche su padre estaba atento, esperando. Al ver a su hijo corrió a su encuentro. No podía esperar más. Los paralelos en la historia son evidentes: el padre representa a Dios.
El padre corrió hacia un joven que necesitaba misericordia. Corre hacia una persona que se equivocó y cometió errores graves, una persona que fracasó en gran manera.
Cuando el padre llegó hasta donde estaba su hijo, lo abrazó. Estaba tan feliz de tenerlo otra vez en su casa. El hijo, sin embargo, sólo bajó la cabeza con vergüenza. Y empezó a decir: “Papá, cometí un error muy grave. Tomé decisiones muy malas. Y sé que no merezco nada de esto, pero quizá me aceptes para que trabaje como sirviente en la casa. Trabajaré en los campos, para ti.”
El padre no quiso oír nada de eso. Le responde: “¿De qué me hablas? Sos mi hijo, y quiero celebrar tu regreso". Quizás pienses que Dios jamás va a poder perdonarte, ya sea porque cometiste muchos errores, te equivocaste en un montón de cosas, pero te aseguro, que nada de lo que hayas hecho será demasiado para la misericordia de Dios. Él no busca como condenarte, sino que está delante de ti, con los brazos abiertos. Si estás lejos de donde sabes que deberías estar, tenés que saber que Dios está esperándote y que apenas des un paso en Su Dirección, tu Padre va a venir corriendo a tu encuentro.
El padre luego le dice a uno de sus sirvientes: “Ve a buscar el mejor vestido y dáselo a mi hijo”. En otra versión dice: “Vístelo con el manto de honor”.
De la misma manera, a pesar de todos los errores y fracasos por los que pasamos, Dios no solo se interesa en restaurarnos, sino que también nos viste con el manto del honor. Así es nuestro Dios. Es decir, que cuando cometemos errores y nos metemos en problemas a causa de lo que decidimos hacer, Dios es tan bueno que cuando regresamos a Él no nos guarda rencor. Nos recibirá de vuelta y hará algo grandioso en nuestras vidas.
La única forma en que eso puede suceder, es si tenemos la actitud correcta. Uno no puede seguir en el suelo, esperando que Dios nos de lo mejor que tiene para nosotros. Hace lo que hizo el hijo pródigo, y di lo siguiente: “Voy a levantarme para volver a la casa de mi padre, voy a dejar de vivir con culpa y vergüenza, como si estuviera condenado. Voy a salir de este desastre y empezaré a recibir la misericordia de Dios”.

lunes, 5 de abril de 2010

El recoge tus lágrimas


Salmos 56:8 dice "Toma en cuenta mis lamentos;registra mi llanto en tu libro.¿Acaso no lo tienes anotado?".

¿Te diste cuenta lo importante que sos para Dios? Él se preocupa muchísimo en cada detalle de tu vida. Él se preocupa por tus pensamientos, sentimientos y emociones. De hecho, lo que hoy te esté pasando es tan importante para él que registra todos tus lamentos y recoge todas las lágrimas que has derramado.
¿Por qué Dios graba tus penas y recoge tus lágrimas? Porque él te Ama mucho. El quiere restaurar todo lo que te ha sido robado. El quiere curar cada herida y dolor por el cual estés pasando. El ve los anhelos y deseos de tu corazón, y vos podés estar tranquilo sabiendo que Él va a resolver las cosas para tu bien. Romanos 8: 28 dice “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”
Así que hoy, quiero que sepas que sos una persona preciosa para él. El tiene mucho interés en lo que pasa en tu corazón. El está trabajando para establecer una restauración en tu vida y traer paz a tu interior. Mantente en pie, no te caigas, seguí creyendo, y seguí haciendo lo correcto porque el que recoge tus lagrimas restaurará todas las partes rotas en tu vida. Yo lo creo!