lunes, 8 de marzo de 2010

Filtros para elegir bien


1 Corintios 10:23 "Es verdad que todo está permitido, pero no todo es provechoso ni edifica a los demás".

1 Corintios 6:12 "Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no haré nada que luego pueda dominarme".


En la vida usamos filtros para protegernos y para proteger nuestras cosas. Un auto usa filtros para el aceite y la nafta, para impedir que entre basura y perjudique el motor. En verano usamos filtro solar para proteger la piel. Filtros que nos protegen en lo físico, sin embargo en el terreno de la mente y del espíritu nos tragamos cualquier basura, y nos exponemos irresponsablemente a las influencias dañinas.

Un filtro permite que pasen el aceite o la nafta, pero no la basura. El filtro nos ayuda a separar lo bueno de lo malo.

Es por eso que para nuestras vidas necesitamos tres clases de filtros:


1- El filtro de lo conveniente.

¿Me conviene? ¿Me hace bien? Los judíos religiosos en la época de Jesús vivían sujetos a códigos. Tenían listas de lo permitido y lo prohibido. Dios había dado mandamientos, principios, pero los judíos no se conformaban con los principios y para cada mandamiento hicieron un código con normas. Los fariseos le preguntaban a Jesús: Maestro, es lícito esto y aquello...? Jesús les respondió ¿Es lícito hacer bien o hacer mal? Les hizo ver que al cumplir los códigos se olvidaban de hacer la voluntad de Dios. La pregunta hoy en día ya no es más ¿Es lícito...? Hemos sido llamados a la libertad, por eso, La Biblia nos sugiere preguntarnos ¿Me conviene?¿Me hace bien? Dios no es un castrador, cuando el dice NO a algo lo hace porque nos ama, lo hace para nuestro bien.


2- El filtro de la excelencia

¿Me edifica?¿Es lo mejor para mí? Es necesario distinguir entre lo bueno y lo malo. Dios quiere que aprendamos a discernir entre lo bueno y lo mejor para nuestras vidas. Revisa tus actividades y aplica los 2 filtros.


3- El filtro de la libertad

¿Me lleva a la libertad y madurez? No te dejes dominar por nada, ni siquiera por las mejores cosas ¿Cómo nos damos cuenta si algo nos domina, aún si es algo bueno? Cuando tu estado de ánimo depende de eso: de una relación, de una actividad, de una posesión. Algo te domina si tu sentido de plenitud depende de eso y crees que no podrías vivir sin eso. Pero si alguna de estas cosas condiciona tu estado de ánimo y tu relación con Dios o si hace girar tu felicidad y tu plenitud, significa que te está dominando.

Debemos depender de Jesús para tomar nuestras decisiones, nada ni nadie debe dominarnos, unicamente Dios.-


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